22 septiembre 2008

Una crónica alternativa y más fotografías de 2008

Debo a los compañeros del blog Pintura Rápida una crónica que me ha gustado especialmente de la edición de 2008 de nuestro concurso, celebrado hace pocos días, el 6 de septiembre. Me permito reproducirla aquí y ponerla a disposición de todos los lectores de este blog, dado que recoge el punto de vista de un pintor que participó, que estuvo aquí en ese lluvioso día y plasma por escrito sus impresiones y su opinión personal. Vaya con todo nuestro agradecimiento, como organizadores, por delante:

8 de septiembre de 2008 13:07 La Osada2 dijo...

Vaya tela la que cayó en Ubrique, no tanto como el primero de Cazorla pero el mismo coñazo para acuarelistas y depresivo-lluviosos como es mi caso. Por supuesto que no abandoné mi puesto pinturero, pero tengo ya clarísimo que así no puedo pintar, todo el tiempo es poco y acrílicos y demás no secan ni a la de tres. Yo ya no estoy para estos trotes.

Buena acogida como siempre y detalle de bocata, refresquito y fruta. Un poco aparatosa la entrada de los cuadros en el sucinto recinto que consiguieron en tan poco tiempo, donde los nervios hicieron su aparición con toda la razón del mundo.

El tiempo no se portó bien con Ubrique pero se suplió con buena voluntad de los organizadores y pintores.

Buenos cuadros, y como siempre muchos ignorados. La linea de gustos sigue siendo la misma aunque cambien los jurados, lo podeis comprobar vosotros mismos echando un vistazo a concursos anteriores. La línea mas moderna sigue con los mismos cánones de belleza (por así decirlo), sin embargo la pintura mas amarradita va teniendo cambios y dejándose influir cada vez más por esa corriente romántico-grisacea-del-patiodemicasaqueesparticular que a mí me gusta tanto, sin coña (¿Se la debemos a los nuevos y recien estrenados pintureros de la facultad, o a un buen profesor de paisaje en nuestra querida facultad de Sevilla? Desde aquí digo que he visto cuadros muy buenos en esta línea, con gente muy jovencita).

No ha habido mala venta, yo creo que la misma de todos los años a pesar del tiempo, pero este año el personal creo que no ha bajado de los 400 euros gracias a la sugerencia de la organizacion que acertadamente Y POR ESCRITO recomendó que no se bajara el caché del evento en sí. !!!Qué poderosa es la letra impresa!!! A mí hasta me hizo tomar conciencia, oye.
Hasta aquí esta crónica "extra-oficial", y ahora os dejo con una nueva galería de fotografías que recogen ese ambiente lluvioso en el que se desarrolló la jornada y en el que se gestó ese centenar de cuadros, el 10% de los cuales obtuvo alguno de los premios que se ofrecían (alguno de ellos lo veréis aquí a medio ejecutar aún, en plena faena). Agradezco la cesión de estas imágenes al compañero Paco Solano Carrasco, y a Pedro Orozco la corrección de algunos datos.

El sevillano Enrique Jesús Morán Fagúndez, pintando el cuadro que finalmente obtuvo el primer premio de 2008.

Antonio Cantero Tapia, de Málaga, premiado en ediciones anteriores, pintando en los jardines del Convento de Capuchinos.

El ceutí Pedro Orozco ejecutando su acuarela también en el Convento de Capuchinos.

La pintora granadina Manuela Mora realizando su obra en el Convento.

El ubriqueño Rafael Jurado, con su soporte aún en blanco, quien luego conseguiría el 4º premio.

El Convento de Capuchinos se convirtió en refugio frente a la lluvia para muchos pintores. En la imagen: cuadro de Antonio Cantero, Manuel Jiménez de Albolote (Granada) y al fondo Fran Mora, de Valverde del Camino (Huelva), que después resultaría ganador del segundo premio en esta edición.

La creadora lucentina Ada Yllesca consiguió en esta edición el 6º premio. Aquí la tenemos realizando su obra premiada.

Otro de los premiados fue el malagueño Miguel Linares Ríos, que obtuvo el 9º premio con esta obra que en la imagen aún estaba a medias.

También obtuvo un premio, el 5º, Benjamín Castillo Barragán, de Sevilla, que aquí aparece pintando en la iglesia de San Juan de Letrán.

En esta imagen vemos al pintor ubriqueño, afincado en Benaocaz, José Antonio Martel Guerrero, protegido de la lluvia en un rincón del Callejón del Norte.

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